La crisis de los treinta

Hace poco fue mi cumpleaños. Está más que claro que fue un cumpleaños feliz y todos comimos perdices. Sin embargo, mientras me dirigía a mi trabajo tuve un ataque de pánico y un llanto poco razonable salió repentinamente al mismo tiempo que entonaba la canción de "Stayin' Alive" que sonaba en la radio. 

Podrán decirme que es el sentimiento clásico de una mujer que está llegando a cierta etapa de su vida o que posiblemente me encontraba en una crisis existencial. La realidad es que este mundo, y más en este país muchos adultos jóvenes sentimos ese tipo de crisis existencial al menos una vez a la semana.  

Vayamos por partes. analicemos detenidamente la situación que me llevó a ese estado de pánico, episodio de ansiedad, depresión o crisis existencial que se resolvió en los cuatro minutos que dura la canción. ¿Qué pasó? ¿Cuál fue el cerillo que inició el incendio mental? 

Existen cuatro factores que de acuerdo a la ley son innegables a cualquier ser humano: educación, vivienda, alimentación y un trato digno. 

Bueno, pues si nos ponemos a pensar para la edad de entre 25 a 30 años la mayoría de nuestros padres ya contaban con cuatro de estos elementos, más uno o dos hijos. Estamos hablando de dos generaciones en concreto: boomers nacidos a partir del fin de la segunda guerra mundial y la generación de las flores que son los nacidos a partir del periodo de la guerra de Vietnam 60's  Pues bien, ambas generaciones se reflejaron, muchos boomers se casaron con mujeres nacidas cinco o 10 años después que ellos por lo que es común que existan parejas de boomers con generación de las flores. Bien. Esto es muy importante ya que la crianza de esto resultará en un abanico de posibilidades, desde hijos nacidos en la generación X hasta milenials e incluso zentennials

Cada generación capta de manera muy distinta los deber ser y los querer ser kantianos ya que mientras los boomers seguían la ley y obedecían ciegamente un sistema de costumbres muy rígido esta situación contrasta con las siguientes generaciones que según un artículo de la BBC  se distinguen por ser más independientes y confiados, y es por ello precisamente que cambian completamente los cánones, las siguientes generaciones ya no esperan a que se les diga qué hacer, lo investigan en internet y ya está. 

Bueno, y ¿qué tiene que ver esto con los dilemas existenciales musicalizados por  Bee Gees, pues bien, que nos hemos vuelto tan independientes y tan ajenos a la socialización que realizar un trámite para sacar tu casa se vuelve todo un reto. Los sistemas gubernamentales y en general toda la burocracia bloquean las neuronas ávidas de información inmediata y comprimible que rondan nuestras mentes.  

Y no solo eso, también se ha manifestado una crisis mundial educativa, económica, de manejo de recursos y laboral. Por ello, la economía ha fluctuado de manera muy irregular.

En general todos los adolescentes tendrían que participar desde épocas muy tempranas en métodos de selección para tener cierta etiqueta, cosa que las redes sociales se ha empeñado en enfatizar pero que no ha ido para nada bien, el mal llamado método por competencias y que no tiene nada que ver con el mundo real lo que tiene que ver con el primer punto: la educación . 

Para muestra un botón, en un trabajo realizado por Yuseff Becher compilado por Graciela Castro nos habla de la gran problemática que involucra la forma en que la burocracia del sistema haya realizado los trámites y que muchas veces no son claros y que esto ha llevado a una serie de procesos muy difíciles para acceder a los beneficios de dicho programa (Becher, 2018) ¿les suena familiar? 

Otra cosa que vale la pena puntualizar y que se relaciona con el punto siguiente que se refiere a la vivienda es que a pesar de todo lo que se ha pensado la generación X no es una generación del todo perdida, muchas personas del entre 35 y 50 años mantienen un trabajo estable y lograron con ahorros y/o mediante la muy sonada unión del crédito de vivienda con sus parejas comprar una casita. Esto no es tan sencillo para las siguientes generaciones para quienes casarse no es una opción, mudarse tampoco y mucho menos lo es mantener una familia. 

Muchos nos hemos reído y burlado de los memes que circulan, nos hemos etiquetado mientras sufrimos en silencio o muchas veces en grupos de Whatsapp donde a través de stickers soltamos nuestra frustración y enfado: El sistema nos ha fallado y aunque haya crecido un  fabuloso 4% como lo asegura BBVA, lo cierto es que muchas personas perdieron sus empleos o siguen en pleitos tras haber sido despedidos sin ningún tipo de liquidación.

Por otro lado el mercado de producciones de vivienda disminuyó un 13.6% en 2021,  y que si es un derecho ¿por qué casi nadie tiene acceso? ¿a quién quieren engañar entonces? 

Hablemos ahora de la alimentación. Vivimos en un mundo de etiquetas sociales, y por ello, desde que éramos niños nos han propiciado el crearlas, el ponerlas en forma de apodos, la mayoría crueles. 

Entonces, un país como el nuestro con un índice brutal de sobre peso donde uno de cada 20 niños lo tienen y uno de cada ocho tiene está desnutrido, no nos hace quedar nada bien; un país donde además, contamos con una gran cantidad de flora y fauna, donde el mercado bursátil del aguacate explotó en una marea verde untada en todos los panes tostados de los restaurantes más exclusivos de Nueva York y el mundo, las cosas deberían pintar distinto. 

Mientras que empresas refresqueras y creadores de miles de productos dañinos a la salud siguen manteniendo su estatus de empresa comprometida con la salud y al mismo tiempo observamos que las cifras de 200 mil muertes al año relacionadas directamente con la mala alimentación siguen aumentando.

Y todo mundo parece sorprenderse mientras que tanto se les sigue culpando a los padres por no ofrecerles opciones más saludables; sí el mismo país donde los precios de las frutas y verduras han llegado a niveles insultantes y hasta hace muy poco se etiquetaron como altos en azúcares, en sodio y demás los alimentos pero que realmente no fue una campaña exitosa, a saber, porque no se ha educado a la gente a comer saludablemente más allá de realizar una cartulina con la pirámide de los alimentos y el plato del buen comer, pero eso sí con mucha brillantina para sacar diez.

¿Dónde queda entonces el seguimiento del sistema de salud alimenticia? Probablemente se acompañe también del seguimiento del tratamiento a enfermedades mentales con sus sistemas que dan mucho que desear. 

Pero eso sí, es culpa de los papás y las redes sociales, probablemente, pero pensamos también que responsabilizarlos a ellos de la presión social ejercida es también una salida fácil de las muchas que siempre tienen pues los que tienen riesgos alimenticios no son solo los niños, somos también el grueso de la población porque los precios de los productos de canasta básica no son para nada realistas.

Ahora mientras los más optimistas esperamos convertirnos en zombis tras la campaña de vacunación leemos, compartimos y le damos like a la publicación sobre el año transcurrido tras la jubilación de Frida, la perrita rescatista que se viralizó tras su intervención en el temblor del 19 de septiembre del 2017.  Situación que siendo honestos, es muy poco probable alcancemos la gran mayoría, lo que se relaciona con el último punto: trato digno y que, para no hacer largo este post, no existe.

Sería muy ingenuo preguntarnos qué estamos haciendo como sociedad y no cuestionar las habilidades de quienes nos representan para lidiar con todos estos problemas de salud y por ello este tipo de crisis existenciales, son y serán cada día más frecuentes si día con día vivimos todos y cada uno de los puntos anteriores.


Pero ¡hey sonríe, échale ganas y recuerda mantenerte vivo...!





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