El punto y coma es un signo de uso contextual


He pasado por aquí de prisa, y como me sucede a diario, tengo un momento de intolerancia y este momento de intolerancia me ayudará a ser breve: el punto y coma es un signo de uso contextual. 

Es que tanta gente lo usa excesivamente solo porque se ve bonito o interesante, o, como casi nadie sabe para qué sirve ese signo, aprovechan la ignorancia común para hacerse ver como expertos en lenguaje o escritura. 

El punto y coma es la fusión del punto con la coma, o sea, no es ni punto ni coma. Ya sé, es bastante lógico, pero usar la lógica no es lo de hoy. Entonces, si contamos con un signo que indica una pausa intermedia entre el punto y la coma, no sería necesario usarla en una frase corta, o no siempre sería necesario. 

El punto y coma es un signo de uso contextual en el sentido de que ayuda a estructurar el tiempo de la actividad de la lectura. 


Ejemplo de uso correcto:

Les presento a mi equipo de colaboradores: Raúl, quien es mi brazo derecho en la logística; Daniela, quien se encarga de la administración de los recursos; Javier, ahora también mi compadre y compañero de armas, quien se encarga del área de supervisión; y Matías, quien nos apoya en las relaciones públicas. 


Ejemplo de uso incorrecto:

Te presento a mi camarada Saúl; quien también es mi guía en este mundo raro; es un tipazo. 


El tiempo indicado (con el punto y coma) en el ejemplo de uso incorrecto no es natural, cuando alguien expresa una idea sencilla, con una secuencia simple, no necesita generar una estructura textual que sería visualmente estorbosa. En el ejemplo de uso correcto notamos cómo si llega a haber casos en los que realmente es necesario usar el signo, y nos damos cuenta de que, al extenderse la información brindada, se trata de un signo de uso contextual. (Ya que en una frase corta prácticamente no hay contexto).

O sea, logra separar una idea para evitar que se mezcle con otra, para estructurar el orden, y establecer tiempos de pausa adecuados y naturales que hagan que un texto logre ser bien entendido. 


Ejemplo de contexto implícito: 

Propuse varias soluciones; todas, insuficientes.


¿Por qué, si es una frase corta, Borges empleó un punto y coma? En el caso de esa frase, esa pausa bien definida del punto y coma deja a uno pensando y hasta en suspenso, pero no es necesario ni sería correcto suspender o interrumpir la idea con un punto y seguido, pues se trata de la misma oración/idea. O sea, el punto y coma está siendo empleado de forma muy similar a la de los puntos suspensivos, con la sencilla diferencia de que el punto y coma no llama tanto la atención al "suspenso" de pausa. 

Por lo anterior, es decir, por ese tipo de casos, muchos emplean el punto y coma en exceso, pues se argumentan a sí mismos ese tipo de pausa muy común en literatura. Ese tipo de pausa entonces, podríamos decir, sigue siendo de uso contextual, aunque sea implícitamente, pues lo vemos presente en literatura, y también en expresiones de reflexión o filosóficas, en las que se requiere de pausas más extensas, dando cabida a un pensamiento y su proceso interior, sin tener que interrumpirlas con un tajante punto. 


Los ejemplos pueden ser muchísimos, y el uso del punto y coma sí, a veces, es cuestión de criterio y estilo personal, pero no por ello es adecuado abusar de esa libertad, ya que el mal empleo de un signo en forma excesiva puede entorpecer o negar la fluidez de un texto, además de que puede atentar contra la estética del mismo, haciendo que luzca tosco, ruidoso y molesto a la vista. En muchos casos, de hecho, la libertad se confunde con "el permiso" de hacer las cosas mal, pues aunque hay casos donde sí es opcional ciertos usos de signos, en otros es evidentemente claro lo que sería lo correcto y lo que sería torpemente un error en cuanto a algo básico. 

Publicar un comentario

0 Comentarios

AVISO:

Esta página es un espacio plural, por lo que los autores participantes no pertenecen a una misma ideología, criterio, postura o forma de pensar que los unifique; existen importantes desacuerdos y diferencias evidentes. Es necesario mencionar que cada autor es responsable exclusivo de su propio contenido, tanto en el mensaje que transmite, como en cómo lo transmite, incluso su redacción, gramática, ortografía, lenguaje, imágenes gráficas, tiempos de publicación, anacronismos, sarcasmo, formalidad, academicismo, opinión, etcétera.