Decidí tomar el nombre de Lilith como muy mío.
Las semejanzas son muchas y es que cualquiera que vaya contra lo impuesto, que decida ir en contra de los estereotipos y romper las reglas, es una rebelde. Y eso es exactamente lo que soy yo; una mujer a la que no le gusta callarse, que ama su estruendosa voz y que vino aquí para que sus palabras incomodaran, para que mi lengua sea un cuchillo de doble filo. Porque si algo aborrezco es a los tibios.
Soy Lilith, la que siempre alza la voz, la que está dispuesta a gritar cuando algo no le agrada, la que rompe y quema. La apasionada por sus causas y la que nunca calla.
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