Maternar hasta la muerte

 


En días pasados me sentí muy frustrada debido a una imagen se me presentó en redes sociales. Fue muy difícil ignorar dicha imagen; no solo porque es algo que vivimos todos los días, sino por todo lo que significa ser mujer en un país como México.

La imagen en cuestión era una foto de un aro de bordado (actividad desde mucho tiempo encasillada a la idea de la femineidad y al deber ser). En él que se leía la leyenda: “Que las madres encuentren a sus hijos”.

Mi reacción fue de impotencia y rechazo ante la idea de que hasta de eso las hacemos responsables. Las madres de México y el mundo, están sosteniendo a duras penas las carencias de un sistema que promete justicia y que con el colmillo bien largo se adueñan de sus sueños y prestan oídos sordos a las súplicas de miles de mujeres que han perdido a sus hijos e hijas.

Pero esta no es la primera vez que me encuentro una imagen así. La primera fue todavía peor. En esa ocasión solamente sentí dolor y muchas ganas de llorar. Algo que me parece muy curiosos es que también era un aro bordado, en un primer acercamiento no entendí bien la frase ni las pequeñas imágenes que allí había. Después volví a ver la imagen con detalle y encontré que más allá de la típica frase que las madres nos decían cuando disque buscábamos algo: “¿Y si lo encuentro yo, qué? estaban dos mujeres con palas.

Poco después me enteré que estas imágenes forman parte de una exposición de la artista Pao Cuarón, en homenaje a las Madres buscadoras de Sonora; sin embargo cuando busco sobre la autora de los bordados, aparecen muy pocas entradas, eclipsada por un apellido de mucho peso.

Las Madres Buscadoras de Sonora, son mujeres que todos los días realizan un acto tanto heroico como desgarrador; se levantan con la idea de que algún día encontrarán a su criatura y cuando llega el fin de semana, que es usualmente el día en que salen a realizar las búsquedas, con la ilusión de que entre los miles y miles de kilómetros de polvo estén los restos de lo que pudiese parecerse a su hijo o hija.

Así como ellas en mi estado hay, desde hace tiempo un grupo de mujeres buscadoras que nació a partir del colectivo Búsqueda x la Paz y así como ellas miles de mujeres han comenzado a realizar este tipo de actos que solo son una respuesta franca ante la inacción gubernamental. 

Las madres están supliendo al estado, muchas sin preparación, con las pocas herramientas que tienen para hacer el jardín de su casa, aprendiendo sobre la marcha, ahogando las lágrimas entre el polvo porque ¿Quién podría andar a ciegas en un cementerio que abarca estados enteros?

Pero admirarles su sacrificio es, por desgracia un deber que va más allá de nuestra imaginación. Al mismo tiempo, uno atenta con romantizar la violencia sistemática que viven por parte del Estado, el cual tendría que rendir cuentas al respecto y que es un eterno padre ausente. 

“El amor de una madre lo puede todo”, se nos ha dicho, “no hay límites para nosotras” se oye cada diez de mayo “una madre es el pilar de la familia” pero eso es una mentira. 

A lo largo de la historia hemos visto pilares enteros derrumbarse ante una catástrofe, y es precisamente lo que viven todo el tiempo. Ellas lo hacen porque no tienen otra opción, porque el Estado las ha abandonado a su suerte y les toca a ellas buscar el “hijo que andaba en malos pasos” o “la hija que se fue con el novio” entre otras frases más que les dicen de forma condescendiente en plenas jefaturas de policías para no mover un dedo del ordenador en el que juegan Solitario durante los días de guardia en que “no se mueve nada”. O peor aún, ahí mismo es donde también las han llegado a culpar por salir a trabajar y “no haber estado al pendiente de sus hijos como una buena madre, como una buena mujer”.

Un Estado que se come despensas enteras en impuestos que no se ven, que no se justifican, un Estado como muchos que para crear conciencia y plantarse en la portada del periódico han llegado a cometer la ridiculez de regalar palas y picos a las madres para que continúen con su labor, un Estado que al mismo tiempo se llena los bolsillos con los recursos del erario público y se disculpa con los dedos cruzados en la espalda, por no poder pagar los salarios del cuerpo policíaco. Un Estado que es y será siempre patriarcal.

No me queda más que venir aquí y sacar la rabia que siento ante esta absurda situación, a unos días del pase de lista de los desaparecidos de mi entidad. 

Como cada año la organización Búsqueda x La Paz se presenta a las afuera de la Procuraduría General de Justicia del Estado, en la que todo parece olvidarse cada que los edificios cambian de color.

Mientras tanto, las madres siguen ahí, buscando y llenando el monte de cicatrices con picos y palas sin perder la esperanza, pasando por alto el calor y la deshidratación. Todo sea por cumplir con el estigma de la madre sacrificada y la madre abnegada que todo lo puede. Todo sea por volver a encontrar lo que nunca le debió ser arrebatado.

¡Que el estado busque y que el Estado encuentre!, 

¡Basta ya de que ahora les toque también maternar gobiernos!

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