Maestras en México no cobran sueldo, sino propina

México mágico, así llaman algunos a este país de manera sarcástica; y es que es bien sabido que históricamente este es un país lleno de ironías e injusticias.  

De su hermosa cultura y su gente y su naturaleza, etcétera, de lo que podamos enorgullecernos, eso ya lo sabemos y es otro tema. En este blog abordamos ciertos temas que nos causan ruido y algunos a los que nunca (por sensatez) nos vamos a acostumbrar. Nunca. 

En México los profesionales suelen ser gente pobre, y si aplicamos esa tontería de que "el pobre es pobre porque quiere", pues sí, hay profesionales mexicanos que quieren ser profesionales, quizás por vocación, y por ende, "quieren" ser pobres.


Una de las profesiones más pisoteadas

Una de las profesiones más pisoteadas es la de las profesoras y los profesores. La docencia en México no suele ser el sueño guajiro de casi nadie, o por lo menos no de quien sepa la verdadera realidad. Se paga una tristeza, no alcanzan sueldo, sino más bien propina. 

Lo incomprensible es que las escuelas privadas son las peores. Esas escuelas que, por cobrar colegiaturas (a veces muy caras), deberían tener cierto tipo de prestigio, la realidad es que no lo tienen. Esta es otra ironía mexicana: es más probable que los estudiantes reciban mejor educación en escuelas públicas que en escuelas privadas y no es para menos, puesto que en las públicas las profesoras reciben un salario cercano a lo casi digno, pero en las privadas pagan con "honorarios". Dichos "honorarios" realmente son propinas. 


Contexto de la miseria profesional docente

Si bien el salario mínimo es de un poquito más de $200 en México, mismo que si dividimos en que supuestamente se trabaja ocho horas por jornada, entonces se paga un aproximado de 25 por hora. Las personas que ganan eso normalmente no cuentan con una licenciatura, y al pago que reciben han de descontarle su transportación diaria, a veces hasta de aproximadamente cuarenta pesos. 

De manera que una mexicana con salario mínimo cuenta como con $150 al día, de donde absorbe para sus alimentos, los cuales bien sabemos no son nada baratos. Para acabar pronto, el mexicano promedio no es así como que viva, sino que más bien sobrevive. 

Uno pensaría que a un profesional le debería ir un poco mejor, pero resulta que México es mágico pero en un sentido realmente de humor negro y ácido. Ahí te va el dato:


Los "honorarios" de las escuelas "de prestigio"

Hay escuelas privadas ("de prestigio") que pagan $70 pesos la hora. Ok... parece que no es tan mediocre, pero todos conocemos el contexto. Esos $70 pesos, muy a diferencia de los empleados normales, son un dinerito aislado. Corresponden pues, a menudo, a "honorarios". "Honorarios" le llaman. 

Los directivos de escuelas privadas, supongo, asumen que esos súper 70 se multiplican por ocho (horas) de una jornada completa y pum aparecen 560; lo cual es una reverenda mentira, pues a las profesoras en México se les suele contratar por asignaturas, es decir, por escasas horas. Así que los profesores son una especie de involuntarios freelances, que tienen que ir de una escuela a otra mendigando que les den unas horitas para trabajar. 



Digamos que hay una maestra que tiene suerte y consigue trabajo en tres escuelas de prestigio, las cuales obviamente estarían distanciadas. En cada una tiene asegurados sus 70 pesotes de ganancia, pero tiene que trasladarse al triple. Pongamos que se gasta unos $120 de puro pasaje. Mejor ni se lo imagine querida lectora o lector, que se nos va a deprimir. 

Hay maestras y maestros que ganan menos que el sueldo mínimo. Pero ahí no acaba la pesadilla. Ser maestra no es como alguna gente piensa (todavía y para colmo), que es nomás llegar a un salón de clases y dar clases. No. Qué bueno fuera eso. Ser maestra consiste en preparar las clases (tiempo no pagado y mucho tiempo), en revisar tareas (tiempo no pagado y mucho tiempo), en cuestiones administrativas varias (tiempo no pagado y mucho tiempo). De manera que las maestras y los maestros suelen tener una ocupación exagerada a diario, y un estrés intenso. 


La cosa se pone peor

La cosa se pone peor cuando nos damos cuenta de que aún gran parte de la sociedad sigue cargando la responsabilidad de la educación a las profesoras y profesores. Les reclaman, les culpan, de cualquier tontería. 

Pero continuando con el frecuente caso de los involuntarios freelances-docentes, pues el asunto sigue empeorando, pues hay cada vez más "ingenuos" cayendo en la trampa de que la educación es sinónimo de estabilidad económica y estudian para maestros, por ejemplo Pedagogía o Ciencias de la Educación. Tomar la decisión de estudiar una de esas dos carreras es un suicidio económico, de hecho es un suicidio existencial. 

Al haber cada vez más egresados de estas licenciaturas, pues lógicamente hay más competencia y al haber más competencia laboral, pues los empresaurios de las escuelas de prestigio se dan el lujo de seguir ofreciendo propinas disfrazadas con el concepto de "honorarios". 


Las universidades patito ahora tienen RVOE

¿Crees que la cosa no se pone peor? Pues sí, sí se pone. Resulta que últimamente, un fenómeno que ahora se conoce como educacionismo, es visto como sinónimo de negocio por muchas escuelas, incluyendo especialmente universidades que prometen educación exprés y un título exprés. Las licenciaturas que antes se conseguían entre cuatro y cinco años, ahora se ofertan en dos años, año y medio, un año e inclusive llegan a verse ofertas, bastante cuestionables, de "poder terminar tu carrera en seis meses".

Las personas con salario mínimo que quieren salir adelante y no están informadas, a veces optan por estudiar una carrera siendo ya adultas ante la gran oferta y facilidad que prometen las universidades con sus modalidades online, ejecutivas, sabatinas, etcétera, que, si bien, pueden propiciar una actitud autodidacta en los estudiantes, también corren el riesgo de no saber conducir sus programas de buena forma y generar egresados titulados desorientados y sin siquiera un conocimiento básico. Mismos que irán corriendo a aceptar $70 pesos de propina en escuelas distantes y terminarán queriendo regresar a su vida anterior como empleados explotados de cualquier otra empresa. 


Las ironías del fracaso profesional

Para acabar pronto, conocemos profesoras que ganan menos que una mesera; profesores que ganan menos que un almacenista. Todos los trabajos son dignos y si bien sabemos que todos deberíamos tener un pago justo, lo cierto es que la injusticia suele ser mayor en algunos casos, particularmente en los profesionales, pues si alguien quiere lanzar el argumento de que, por ejemplo, una mesera, un almacenista o cualquier otro tipo de trabajador, trabaja más duro y físicamente que un maestro, ese argumento es totalmente una burla, pues el cansancio de los maestros es también físico, emocional y psicológico y ni qué decir del desgaste y la ausencia de libertad. 

Esas personas importantes que son las maestras y los maestros, esos pilares de la educación, están en una zona llamada miseria. Estas personas que construyen a la sociedad y que muchas veces lo hacen con gran vocación y con amor a sus alumnos, viven o sobreviven en una zona llamada injusticia. 

Hay un asunto entre todo lo comentado aquí, las escuelas privadas mantienen un promedio de "honorarios" y así se olvidan de sentir culpa, pues piensan que todas las demás primarias, secundarias, preparatorias y universidades privadas pagan lo mismo o un poco más o un poco menos, qué más da... mientras se mantengan en el rango "no están mal". Pero la verdad es que están propiciando el desprestigio, no solo de sí mismas como escuelas privadas, sino incluso y lamentablemente de su personal docente y peor todavía, de la educación en México. 

Qué tristeza. 


Ah, por cierto

Ah, por cierto... estas escuelas, además, no ofrecen ningún tipo de prestación a su personal docente. Algunas, las menos peores, pagan $100 pesos la hora y creen que por $30 pesos están muy encima de la media. Y por eso mismo exigen profesionalismo, así le llaman a su estilo de explotación. 

Un buen docente es un formador, es un guía y un facilitador, una buena profesora invierte tiempo de suma calidad y una energía que muchos no tienen ni idea. El valor de la buena docencia no se paga con 100 pesos. 

Algunos piensan que los sueldos mediocres ocasionan empleados mediocres. Pero suele suceder que los docentes, por su misma formación en cuanto a educación, tienen un criterio más profundo y suelen evitar la mediocridad, porque habitualmente cuentan con gran vocación. Una vocación que es menospreciada. Una vocación que, aunque genera cambios y beneficios sociales y humanos, no cuesta más de 100 pesos la hora. Horas escasas, por cierto.

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