Con el “bum” de la Revolución Industrial, los procesos productivos son modificados, pero no sólo los procesos productivos en general, sino las funciones especÃficas productivas que cada sujeto desarrollaba en la esfera económica, asà nace una actividad que bien apunta Adam Smith en el libro "La Riqueza de la Naciones", hablo de la división social del trabajo como una actividad direccionada al incremento de la producción a partir de la simplificación de movimientos, costos y formas. La división social del trabajo no sólo se dio en la producción de bienes, sino también de los servicios. Lo anterior generó la especialización y monopolio de los conocimientos que tendrÃan como objetivo varias cosas:
1. Simplificación de procesos.
2. Profesionalización de actividades.
3. Polarización de clases sociales.
4. Estructuración de una dinámica social en la que la violencia simbólica fuera un instrumento de consenso y reproducción.
5. Impulso, desarrollo y reproducción de una hegemonÃa polÃtico cultural.
Si en la Grecia antigua se habÃa generado una usurpación y robo de saberes populares generando una élite de autodenominados poseedores del conocimiento como los filósofos, posteriormente los sacerdotes, hasta llegar a los déspotas ilustrados del siglo XIX y las creación de las universidades por la iglesia católica, con la Revolución francesa e industrial, no sólo se afianza este hecho, sino que es necesaria su fundamentación, sistematización y legitimidad a partir de ver al conocimiento como una fuente de poder a la que sólo tienen acceso algunos privilegiados. De lo anterior se desprende la creación sistemática de pequeños cÃrculos de poder que detentan saberes ya más sistematizados producto del siglo de las luces. Estos poseedores del conocimiento rápido fueron coptados y formados por los grupos de poder polÃtico, para que fueran la vanguardia intelectual que generar instrumentos de reproducción y legitimidad del estado en cuestión, lo que dio como resultado a lo que Antonio Gramsci denomina el "Intelectual tradicional". Aclaremos algo, en los análisis de Gramsci, se postula que asà como todos somos filósofos, también todos somos intelectuales pero no todos somos intelectuales profesionales y no todos somos intelectuales con el pueblo, en este sentido, él realiza una división interesante de la que hablaremos a continuación
“El intelectual tradicional es el literato, el filósofo, el artista y por eso, -nota Gramsci-, los periodistas, que retienen ser literatos, filósofos, artistas retienen también ser los verdaderos intelectuales”, mientras modernamente es la formación técnica la que sirve para formar la base del nuevo tipo de intelectuales, un “constructor, organizador, persuasor”, que debe llegar “de la técnica-trabajo a la técnica-ciencia y a la concepción humano-histórica, sin la cual permanece especialista y no se vuelve dirigente”. Este intelectual tradicional tiene una desvinculación con la realidad social, es decir, se mueve en la dinámica de la sociedad imaginaria, aquella que se vende como producto de la utopÃa moderna, lo que lo lleva a perderse en la cuestión teoricista Y legitimar a los grupos de poder y ser parte de la hegemonÃa dominante en turno.
Para Gramsci, existe otro tipo de intelectual que no necesariamente sale de la academia, a este intelectual le denomina "Orgánico". El intelectual orgánico pretende “buscar la relación entre la organización y las masas como una relación entre educadores y educados, que se invierte dinámicamente al papel de los intelectuales -en el seno del intelectual orgánico, la conquista y transformación de los aparatos del Estado- para crear las condiciones de esa nueva hegemonÃa y la transformación de la sociedad civil”. Siguiendo a Gramsci, el intelectual es ante todo y de facto, un pedagogo social. Es consciente de su posición de clase, sabe que su acción es intencionada y el objetivo es la transformación de las relaciones sociales inhumanas que genera el sistema capitalista, en ningún momento busca legitimidad en términos de reconocimiento y pleitesÃas, realiza lo que para Kant serÃa el deber cumplido.
Partiendo de lo anterior, es importante considerar que en cada lucha social el Estado y/o sistema polÃtico, en este caso en Imperialismo Neoliberal, están encargados de generar a sus intelectuales profesionales, por ejemplo Alvaro Delgado en su libro "El Yunke. La ultraderecha en el poder", sostiene que escuelas como la Universidad la Salle tienen como base la creación de cuadros para ese grupo de extrema derecha, existen otros datos y fuentes que hablan de que en la UNAM existe o existÃa el MURO, la ideologÃa de la Universidad Iberoamericana, es formar empresarios lÃderes y "exitosos". Es decir, arriba están preocupados por mantener el control hegemónico polÃtico, cultural y económico del plantea, pero abajo, el México imaginario, está dejando de lado eso y no está realizando un trabajo intelectual serio y objetivo sobre las problemáticas que a todos nos atañen. Lo anterior es delicado, porque en la medida en la que tengamos claro la génesis de los problemas, podremos realizar alternativas de cambio reales y adecuadas. Debemos tomar en serio el hecho de estudiar, formarnos y usar los conocimientos emanados de la ciencias para ponerlos al servicio de la población y coadyuvar para la construcción de un mundo mejor.
Arriba nos conocen, somos sus ratas de laboratorio, abajo las acciones son desarticuladas y mediática, no por eso ilegitimas y menores, sin embargo, si pudiéramos tener el compromiso de entender los fenómenos sociales de manera objetiva, podrÃamos en consecuencia, diseñar acciones más contundentes y directas para la transformación del entorno.
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SÃ se puede Maca
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