Hablemos claro, sin máscaras; a nadie le interesa el arte y
la cultura, sólo es una excusa más para tener algo por lo cual quejarse amargamente
en redes sociales, tanto importa esto que, las personas encargadas dentro de la
estructura gubernamental enfocada a estos conceptos son personas simulando, no
tienen ni la más remota ni putrefacta idea de una operación humana en el arte.
Por esas personas, el quehacer artístico se ha burocratizado a puntos
irrisorios, se han enfocado tanto en el trámite y malascaras que el producto
artístico carece de sentido social y se convierte en una pieza decorativa
innecesaria.
¿Lo ven? A nadie le interesa el arte y la cultura, fuera lo
contrario, se estaría publicando y replicando discursos sobre estos temas para
crear resonancias a una protoidea de pensamiento crítico; pero no, nos gana más
la likequitis. Obvio, postear de arte no me hará "popular" y yo soy
un "influencerillo" en potencia. Por cierto, esto último fue
sarcasmo.
Ahora, si vas a enojarte y sacar espuma por la boca diciendo
"es que yo soy diferente, yo si posteo cosas de arte", bueno, good
for you. Sigue compartiendo tus cositas porque no estás entendiendo el
punto de esto.
El ecosistema burocrático que tienen las instancias de
cultura y de arte dentro de México, al menos he visitado las necesarias dentro
de mis vuelos por este Siglo, desconozco como vaya en otros países hermanos,
pero acá en Mexicalpan de las Tunas El Grande, es un ecosistema sin alma.
No existe la formación de atención humana, ni siquiera una
estructura digna para desenvolver y desempeñar actividades, sólo existe
"el es mi amigo" y debes respetar eso. Lo cual, ha generado en una
serie de procesos trampa que ralentizan los trámites porque no les sale del
poto; es un ecosistema arbitrario y depende mucho si la cena les cayó bien o
mal, si sus amantes se enojaron o si sus equipos deportivos siguen...
Todos esos burocratitas que forman parte de los ecosistemas
en las áreas de arte y de cultura, se les olvida que tienen el mismo valor que
una silla; mientras ésta siga funcionando, seguirá ahí, pero recién se rompa o necesite mantenimiento... pues, esas sillas hay que tirarlas y remplazarlas,
¿no? Se acarician con la idea insana de tener poder, ser alguien, su mera
existencia no les da para concebir la idea propia de vivir y fomentar, necesitan
de corcholatas para revolcarse en la mentira de su realidad para saber que hacen
cositas y ocultar su nula capacidad humana de convergencia y desarrollo como
comunidad o sociedad mediante líneas de pensamiento. Es la verdad, al vino lo
llamaremos vino y al pan lo llamaremos pan.
Si estás
dentro de los ecosistemas burocráticos que se mueven en las áreas de arte y de
cultura, provocando un ambiente laboral saludable, pensando en horizontal pese
a la estructura y construyes convergencia humana, sin importar que sea la
fotografía de primera plana o levantar un lápiz, no tengo problemas contigo.
Esas otras, los burocratillos, esos de máscara, vacíos y tristes que andan
fantaseando por los días que tienen el poder y son alguien cuando su nombre
nadie los va a recordar y vivirán sedientos de reconocimiento porque las rosas
no se hicieron para los cerdos.
Cualquier
persona puede darse cuenta de eso; asomarse unos 5 minutos, observar cómo se
desenvuelven entre ellos, cómo tratan a los demás, la manera en dirigirse y
hablarle a las personas, incluso, la forma personalizada de sus espacios de trabajo; entre mayor rasgo de personalización significa algo, no lo digo yo, existe información al respecto; vamos, es fácil darse cuenta de los ambientes saludables, no pueden ocultar tanto tiempo
su verdadero rostro. No miento, vayan, vayan a los inmuebles que albergan estas
áreas culturales y lo percibirán, no necesitan de una instrucción para reconocer
lo que debe ser observado, no, se darán cuenta de la carencia de corazón humano
en esos sistemas con sólo mirar unos minutos.
Esto es un
llamado a la burocracia, comprendo y reconozco el valor de su trabajo en la
maquinaria que hace funcionar las decisiones políticas en una localidad,
municipio, estado o país; su trabajo es valioso, tal vez, poco reconocido, pero
es valioso... lo que es detestable es la manera en la cual los jefes,
directores, aquellas personas con cargos arriba y de poder, hacen para
satisfacer sus fantasías perversas de sentirse poderosos. Sobre todo, en el campo
del arte y de la cultura, donde la convergencia humana para la integración de
pensamientos y fortalecimiento de tejidos sociales debe ser el pan nuestro de
cada día; pese a las actividades administrativas (las cuales, son de planta su
existencia), deben fomentar el principio básico del arte y de la cultura:
unidad e identidad. Pero no, tienen una actitud famélica por reconocimiento que
avergüenza estén en esos puestos.
Por su culpa,
han hecho que la expresión artística y los productos de ello se conviertan en
piezas decorativas innecesarias con fecha de caducidad temprana, al menos una
corcholata de una soda en envase de vidrio tiene más valor, ya que puede
reciclarse o reusarse en algo más; pero ustedes, jefacillos burócratas, han hecho
mucho daño y deben pagar por ello.
Luis Antonio González Silva (@cuervocaos) para Palabra
Divergente
Fotografía en la publicación por Matthew Osborn (@matthewosborn)
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